Elbert Durán y dos amigos salieron de Costa Rica para llegar a laPatagonia argentina.
Elbert Durán siempre disfrutó del turismo. A los 19 años hizo su primer viaje en bus desde Costa Rica hasta Ciudad de México. Más adelante, a los 21, visitó Perú, Bolivia y Colombia. Ahora, con 64 años de edad, se trazó un objetivo: cruzar ocho países de la región en moto para llegar hasta la Patagonia, en Argentina.Lea también: ('Hice US$ 12 mil en un mes': el rentable negocio de trabajar en yates de lujo)
En palabras suyas, así describió la motivación de su travesía: "América Latina es mi cultura, toda ella; es el mundo mágico, rico y maravilloso de diversidad, historia, naturaleza y esperanza para el mundo futuro. Siempre lo ha sido, desde que Colón tocó este continente”, dijo Durán a EL TIEMPO desde Cuenca (Ecuador) y a pocas horas de emprender el recorrido hasta la frontera con Perú.
Elbert es periodista de la Universidad de Costa Rica, actualmente disfruta de su retiro, y vive en San Luis de Tilarán (Guanacaste). El viaje lo inició desde la segunda semana de enero de 2023 junto a tres amigos -también pensionados- y con su moto, una Honda NC750x.“Los retos que tenemos por delante son muchos, pero el principal es nuestra condición física. Soy una persona de 64 años, algún desgaste habré tenido en la vida, pero creo que todavía podemos ver más. Y quienes andan conmigo, están un poquito más arriba que yo”, explica Elbert para Altavisión, un canal local del sur de San José (Costa Rica).El viaje fue denominado como 'Moto Travesía Pura Vida'. Él y sus colegas José Carlos Chinchilla Coto (68 años) y Miguel Montero Corredera (65 años) se prepararon durante un año para estudiar la ruta y planear todos los pormenores que un viaje de este tipo requiere. Lea también: (Esta mujer dejó una beca de 40.000 dólares para convertirse en piloto)
"Nuestra ruta es Costa Rica - Panamá - Colombia - Ecuador - Perú - Bolivia - Argentina - Uruguay-Chile, y tal vez podamos incluir Paraguay al regreso. Destino final: Ushuaia, en la Patagonia argentina”, detalla.
Bogotá nos resultó una ciudad sorprendentemente agitada, algo caótica por momentos por el volumen de vehículos y en especial de motocicletas en todas direcciones
Al momento de realizar la entrevista, Durán y sus amigos ya habían estado en Ciudad de Panamá, Bogotá, Cali y pueblos intermedios. Para llegar a su objetivo tendrán que recorrer más de 22.000 kilómetros por distintas geografías y terrenos, que ponen a prueba sus habilidades con las motos. “Para llegar a esta capital ecuatoriana, por información que nos hizo tomar la ruta amazónica, nuestro primer recorrido por Ecuador fue por la ruta de Sucumbíos. En un tramo roto sobre el río Reventador tuvimos que superar el socabón en una tarabita o andarivel de 350 metros de largo y a un altura de 150 metros del suelo. Fue el segundo vuelo de mi moto ‘Fénix’, y las de mis dos compañeros. Ese tránsito, otro anterior, de noche y por un parque nacional colombiano a mucha altitud y con alto tráfico vehicular, más el paso por la famosa ‘Línea’, han sido de los más exigentes e intensos en manejo de motocicletas y resistencia física”, afirma Durán, quien tiene cuatro hijas y dos nietos.Y agregó: "Bogotá nos resultó una ciudad sorprendentemente agitada, algo caótica por momentos por el volumen de vehículos y en especial de motocicletas en todas direcciones y con unas calzadas amenazantes por huecos, desniveles y otros problemas, pero todo eso lo compensa la amabilidad de la gente". Le puede interesar: (República Checa, el mágico destino que debería estar en el mapa de todo viajero)
Para dormir, Elbert y sus compañeros de viaje estudian "alojamientos que se ajusten a nuestros requerimientos de seguridad para las motocicletas y nosotros mismos y servicios adecuados a un presupuesto prudente porque el viaje es muy extenso y todo presupuesto se acaba”.
Por ahora, el grupo de amigos siguen recorriendo las carreteras de América Latina para llegar a su meta, la Patagonia argentina. "La motocicleta es un medio de mucho cuidado pero que te permite literalmente tocar con la piel los lugares: el viento, la temperatura, lo aromas del camino, sentirte muy conectado con el entorno por que están transitando", finaliza su relato.
CAMILO PEÑA CASTAÑEDA
REDACCIÓN VIAJAR
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