HISTORIAS DE NIñOS COLOMBIANOS QUE FUERON BECADOS PARA VIAJAR A MADRID (ESPAñA) Y DAR A CONOCER SUS REALIDADES

Educación

Historias de niños colombianos que fueron becados para viajar a Madrid (España) y dar a conocer sus realidades

Tres jóvenes fueron reconocidos por la Beca Transformando Realidades, que entregan BBVA Colombia y Bancamía, entidad de la Fundación Microfinanzas BBVA (FMBBVA).

JUANITA SAMPER - PARA EL TIEMPO

De Tagachí, un corregimiento a cuatro horas de Quibdó, a Madrid, la capital de España. Así se resume el recorrido de vida de Valery Martínez, una joven de 17 años cuyo padre se dedica al transporte de pasajeros y a la venta de madera y plátano en lanchas por el río Atrato. Ella, una de los seis hijos de Jhovanny, acaba de terminar su primer año de Ingeniería Industrial en Medellín y de contarle su historia a la reina Letizia.

También lo hicieron Luis David Arias, de El Carmen de Atrato (en Chocó), quien estudiará Filosofía, y Danna Jaireth Pérez, de Cúcuta, alumna de Ingeniería de Sistemas. Los tres son ganadores de la Beca Transformando Realidades, que entregan BBVA Colombia y Bancamía, entidad de la Fundación Microfinanzas BBVA (FMBBVA), a hijos de emprendedores de escasos recursos que son ejemplo de perseverancia.

De tal palo tal astilla. Sus padres han dado muestras de fuerza y coraje, y a través de sus emprendimientos han sacado adelante a sus hijos en medios llenos de adversidades.

Entre fogones y Kant

Es el caso de Luz Marina Giraldo, la madre de Luis David y cabeza de hogar de cuatro hijos. Atendía un restaurante para los trabajadores de las obras de la vía entre Quibdó y Medellín, cuando Luis David, que entonces tenía 15 años, sufrió un accidente que redujo su movilidad. Decidió cerrar el negocio para cuidarlo. Desde entonces prepara comidas en casa y se dedica a la cría y venta de pollos.

“Mi mamá actualmente es microempresaria gracias a la ayuda de Bancamía”, cuenta Luis David. “Ha sido una mujer que por cosas de la vida ha sido desplazada por la violencia en varias ocasiones, pero actualmente gracias a esa ayuda y a su resiliencia y valentía ha logrado salir adelante”.

Luis David, que ahora tiene 23 años, empezó su romance con la filosofía en una pequeña biblioteca en casa de su tía. Los libros fueron su gran ayuda para superar los momentos complicados tras su accidente. Este semestre, a los 23 años, comenzará la carrera y espera ayudar a otros que hayan vivido circunstancias similares a la suya.

“Voy a estudiar la carrera de Filosofía porque actualmente está siendo estigmatizada y un poco abandonada sobre todo con el acceso a las nuevas tecnologías y el auge que hay ahora también con la globalización —señala—. Pienso ayudar a cambiar la perspectiva que se tiene sobre el estudio de la filosofía y el apoyo que se puede brindar en el desarrollo de los jóvenes de la educación media”.

El viaje a España le ha encantado. “Conocer la ciudad de Madrid fue hermoso: es una ciudad que rebosa historia, cultura, belleza y ha sido una experiencia que ha abierto nuevos horizontes en mi mente”, dice. Y agrega que la “experiencia de conocer a la reina fue maravillosa y muy enriquecedora. Desde el primer momento nos hizo sentir muy cercanos a ella”.

“A los jóvenes de mi municipio les digo que sigan sus sueños y no pierdan la esperanza de que pueden cumplirse”, concluye.

Cremalleras de sueños

Hace casi veinte años Sandra Mariño, su esposo y sus dos hijos dejaron Cúcuta y se trasladaron a Venezuela, en busca de mejores condiciones de vida. Allí progresaron gracias a la costura y otras actividades. Sin embargo, el trabajo comenzó a escasear y se vieron obligados a volver a Colombia. Sandra se las arregló para seguir con el hilo y la aguja, pero debía dejar solos a los chicos, lo que era “frustrante” para ella. Por eso pidió un crédito y, con asesoría de la fundación, compró una máquina para coser ropa de mujer desde casa. Su hija Danna le ayudaba a organizar para la venta los productos que ella hacía.

“Elegí estudiar Ingeniería de Sistemas porque hoy en día los sistemas están en todos lados y eso facilita la vida de muchas personas —asegura Danna, que tiene 19 años—. Y entonces dije: ¿qué mejor que mi mamá también cuente con un aplicativo que le permita facilitar su comunicación y servicios con los clientes? Por eso elegí esta carrera”.

Pero sus aspiraciones van más lejos: “mi sueño también es montar una microempresa de software que no solamente ayude a mi mamá sino también a los demás emprendedores y personas a agilizar sus trabajos y que mejore su calidad de vida”. Aspira a convertirse en una reconocida desarrolladora de sistemas y experta en ciberseguridad.

Acaba de terminar su primer semestre en la Universidad de Santander, en Cúcuta. Está convencida de que el mundo actual no puede vivir sin internet y mucho menos sin herramientas de software que faciliten la vida y la productividad.

El río de la vida

“Me he tenido que enfrentar a muchas dificultades por muchas causas; mi realidad ha sido muy difícil pero siempre he sabido superar los problemas con mucha fuerza”. De esta manera resume Valery el camino de esfuerzos que ha recorrido. “A los jóvenes de Chocó les digo que luchen por sus sueños —explica—.

Mi colegio no tenía las condiciones que debería para que los estudiantes desarrollaran todas sus capacidades. Esa es una brecha muy grande que hemos sufrido en el departamento. A pesar de todas las dificultades, siempre busqué alternativas para aprender: yo quería ser diferente, quería tener oportunidades y vi el estudio como el único método por el cual podría salir adelante y conseguir mis sueños”.

Jhovanny, su padre, es emprendedor de Bancamía y ha ampliado su negocio, que ahora cuenta con tres lanchas: una para cada tipo de actividad fluvial a la que se dedica.

Valery estudió en una pequeña escuela y, gracias a su estudio y dedicación, ganó una de las becas Transformando Realidades.

Ahora vive en Medellín, donde ya terminó el primer año de Ingeniería Industrial en la Universidad Pontificia Bolivariana.

“Para mí y para mi comunidad haber ganado la beca significa una luz de esperanza para que los jóvenes de mi pueblo nunca dejen de perseguir sus sueños y ser esa inspiración para seguir adelante y luchar por lo que queremos —asegura—. Además, representa las oportunidades que durante tanto tiempo nuestros gobernantes nos han negado”.

Muchos jóvenes de Tagachí se han marchado a buscar mejores condiciones de vida. “Vivo en un pueblo donde los problemas de seguridad, acceso a servicios públicos y las pocas oportunidades afectan nuestras condiciones de vida”, explica.

Valery aspira volver para ayudar en la creación de mejores oportunidades laborales y educativas en su comunidad. “Yo podría aportar a Chocó dándolo a conocer como lo estoy haciendo en este momento por las cosas buenas que tiene. Que la gente sepa que hay jóvenes que son capaces de hacer muchas cosas, que hay cultura; es un territorio muy bello y biodiverso”. Se ve en el futuro con una empresa propia, que dé empleo y desarrollo, que aporte a la educación de los jóvenes de su región.

Sobre la audiencia con la reina, asegura que “fue una experiencia maravillosa”. “Se le nota el entusiasmo que le da escuchar que hay proyectos sociales que le apuestan a la educación de jóvenes. Fue muy emocionante hablar con ella. Nos sentimos como en familia”.

La beca

Bancamía y la FMBBVA atienden en Colombia a más de 281.000 microempresarios con créditos productivos. De ellos, el 56 % son mujeres, el 43 % vive en zonas rurales y el 36 % no pasa de la educación primaria. En cuanto a las actividades, el 34 % se dedica al comercio, el 26 % al trabajo agropecuario y el 26 % a los servicios.

Actualmente, 121 hijos de microempresarios de Colombia se han beneficiado con la beca Transformando Realidades, que cubre la matrícula y los gastos académicos durante toda la carrera.

“A lo largo de estos 17 años desde que se creó la Fundación hemos visto que cuando un emprendedor es pobre siempre tiene la ilusión de que sus hijos puedan estudiar y tener una carrera universitaria —explica Javier M. Flores, director general de la Fundación Microfinanzas BBVA—. Y ahí empezamos hace más de cinco años a vislumbrar este programa de becas con el que tratamos de darles una oportunidad a los hijos de estos emprendedores vulnerables que tienen muy buen expediente académico pero que por desgracia no tienen los medios para ir a la universidad.

Estos chicos se convierten automáticamente en referentes en sus comunidades, a los que otros van a querer emular y van a tener un efecto catalizador para amigos y compañeros suyos que van a querer estudiar para tener un futuro mejor y progresar”.

Por su parte, Carlos Torres Villa, presidente de BBVA, señala que el “esfuerzo y la ilusión de estos jóvenes por progresar y ayudar a mejorar los pequeños negocios de sus padres es admirable”. Y no duda en aclarar: “Seguiremos apostando por la educación como motor del desarrollo social”.

JUANITA SAMPER - PARA EL TIEMPO

JUANITA SAMPER - PARA EL TIEMPO

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