Su viaje de pesca terminó abruptamente cuando presentó parálisis, vómito y entumecimiento.
La luna de miel de una pareja de recién casados pudo terminar en funeral, luego de que el novio sufrió un severo golpe de calor en un barco, durante una excursión de pesca, en Fort Lauderdale, Florida. El hombre dijo que él considera el incidente que terminó con él en una ambulancia como un presagio, ya que el matrimonio concluyó en divorcio.
El hombre recordó que tras su boda, en 2015, él y su esposa viajaron a Florida para disfrutar de lo mejor del estado del sol, luego de darse el "sí, acepto", ante el altar. Rocky Brown relató como su luna de miel se convirtió en un momento de lucha entre la vida y la muerte, en una colaboración con Business Insider.
Si bien los primeros días del viaje los pasaron haciendo actividades que ella quería, el recién casado solo quería que dedicarán una jornada a pescar, así que, después de recorrer tiendas, restaurantes y las playas, ella reservó un viaje en yate. La excursión de pesca incluía alimentos y bebidas, así que la pareja no se preocupó por llevar agua abordo.
Su aventura marina iniciaba a las 11a.m., así que la noche anterior se desvelaron y festejaron, después de todo, no tenían que levantarse temprano. “Deshidratados y agotados, a la mañana siguiente nos arrastramos hasta el puerto deportivo y abordamos el chárter”, cuenta Rocky.
El hombre solo quería beber un poco agua; sin embargo, resultó que el almuerzo y las bebidas abordo consistían en mortadela, pan y refresco. Aun así, la pareja zarpo a su encuentro con los peces, en el cual los acompañaba una familia compuesta por un hombre, su hija adolescente y su hijo prepúber.
Mientras navegaban encontraron un cardumen de peces bonito y se dieron a la tarea de pescar algunos especímenes. Rocky fue el primero en recuperar un pez con su caña y luego se dio a la tarea de ayudar a los demás. Minutos después, se sentó para descansar. Fue entonces cuando su salud colapsó.
“Empezó con un calambre en el cuello y luego en la mano izquierda. Se me agarrotaron las manos y no podía moverlas. Sentía la caña de pescar bloqueada en mi mano”, relata. Cuando el más joven de los pasajeros quiso darle un poco de agua, el hombre vomitó y, luego, perdió la capacidad de hablar. El capitán de la embarcación llamó a la Guardia Costera y a la policía para pedir ayuda.
“Mi nueva esposa y el primer oficial de a bordo empezaron a bañarme con hielo y agua fría para refrescarme el cuerpo. No podía hablar mientras los guardacostas y la oficina del sheriff del condado escoltaban nuestra embarcación hasta la orilla”, explica el hombre, quien luego fue diagnosticado con un golpe de calor y deshidratación.
Así, consideró que era solo una advertencia de lo que sucedería en el futuro. “Tal vez fuera un presagio. Desde entonces, nos divorciamos, y yo me he prometido a mí mismo llevar mucha agua en cualquier excursión que implique un día caluroso y un barco”, finalizó.
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